viernes, 4 de abril de 2008

Agro rebelde

Las retenciones impuestas por el gobierno al sector agropecuario ocasionaron un paro de trabajadores rurales que duró casi un mes. Luego del desabastecimiento, el dialogo.

El problema comenzó cuando la presidente Cristina Fernández anunció que se realizarían retenciones del 44% al sector agropecuario, decisión que causo el descontento de este sector que alzó su voz y comenzó la protesta con el corte de rutas, el día 13 de marzo.
En la ciudad varias personas se proclamaron a favor del campo retomando la receta del 2001: el cacerolazo, los días 25 y 26 de marzo en Plaza de Mayo. Este apoyo al campo se funda en el desabastecimiento que privó a los paladares porteños de la carne, algunas verduras, harina y demás productos que hoy no se consiguen con tanta facilidad o cuyo precio ha aumentado considerablemente.
Pero allí también el día 25 de marzo se reunieron los defensores del gobierno encabezados por el piquetero Luis D’Elia que intentaron confrontar a la muchedumbre con golpes y violencia verbal.
Por su parte la presidente intentó clavar su posición con un discurso intimidatorio hacia el sector, pero finalmente accedió a realizar “excepciones” con los pequeños y medianos productores agropecuarios, con lo cual se calmó la situación y finalizó el paro el día 3 de abril. Ahora ya se ha restablecido el tráfico en las rutas argentinas y se prometió solucionar el problema del desabastecimiento en 72 hs. Por último, el martes 1º de abril se realizó en el centro un acto en apoyo al gobierno con música, un breve discurso de la presidente, varios camiones con manifestantes provenientes del interior y… gente comiendo choripan (¿y el desabastecimiento no llega a los oficialistas?).
De aquí dos reflexiones. Primero, se vivió una gran confusión en las calles dando la sensación de que la gente que participo del cacerolazo no tiene en claro el problema de las retenciones y lo que representan, sino que protestan por verse privados de alimentos, por que no hay carne, solo por eso y no por las consignas políticas y las cuestiones de poder (de ambos sectores) detrás de ese hecho. Por otro lado, las retenciones se supone es dinero que se le saca al campo para ser manejado por el estado, ergo, la distribución de ese dinero sería para toda la sociedad (en servicios o en lo que fuera) y no solo para productores independientes.
Segundo, estamos en un gobierno democrático y nuestra presidente se negó en un primer momento al diálogo con un sector influyente que esta ocasionando un caos en todo el país, no parece muy lógico. Menos por supuesto la participación violenta del Sr D’ Elia y la necesidad de realizar un acto público (realizado con fondos de nuestros impuestos) para ratificar un lugar de poder.
Cuestiones para pensar este gobierno y para pensarnos a nosotros mismos, el porque de la inicial falta de diálogo y el porque de agarrar (o no) una cacerola.

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